Como enganiamos al tiempo

Mirando las estrellas,
me he dado cuenta de cómo pasan las horas,
de cómo engañamos al tiempo,
con minutos añadidos,
con recuerdos más ficticios
que el más ficticio de los sueños.

Con opciones a elegir,
si algo no va bien,
con destinos alternativos,
con partes de un ser que no soy yo,
con fragmentos de un corazón que siente
emociones que fluyen al amanecer,
cuando descubro que en mi cama
hay una mujer,
que de nada conozco,
que no sé que papel
tiene en este guión
que me ha tocado aprender.
que me ha tocado vivir.

Y camino bajo la lluvia,
pensando en un amor perdido,
en una mujer maldita,
en un amor maldito
que al final ha hecho que me lance
que me lance a buscar, buscar en las gotas.

Buscar un sentido,
buscarte a ti.
buscar unos besos que perdí en tus labios,
unas caricias que olvidé en tu cuerpo,
unas sensaciones que yo te di y tu me robaste.

En definitiva, me busco a mi dentro de ti.
Y curioso es que me digas que las gotas no me mojan,
bajo el puente en el que te encuentro,
y me dices que la lluvia es mas que yo,
que está más presente en tu vida que yo mismo,
que al final ella te quiere mas
y la miro,
y siento celos.

Celos de unas gotas que resbalan por una mejilla herida,
herida de tu mano blandiente,
que con un beso de fuerza me ha saludado.

Y siento rabia, pero.
Pero, siempre ese pero que ha ido cargando a mis espaldas gotas,
gotas de nada, esa nada es la que me separó de ti.

Lo entiendo todo, pero no puedo explicártelo, no puedo.
Te vas, me dejas aquí, bajo un puente, bajo la lluvia, bajo la maldita lluvia.
Ya no te veo como una mujer maldita, ahora ya no.
No puedes ser maldita si los elementos te besan y te acarician, si te dan su amor.
Si te protegen de mi como si fueses suya, porque lo eres,
eres hija del viento, amante del fuego, eres esposa de la tierra que veré el último día de mi vida,
y el resto de los demás.

Pero eres la madre de la lluvia, la madre de las lágrimas, la señora de ese agua que bebimos en un abrazo,
que pensé que era sagrada y solo era la firma, la firma de una sentencia donde te vendía.

Donde el precio eras tu, y pagué contigo por ti.
Quise quererte mientras te engañaba con tu sombra y tu sombra me delató.
Supongo que te quiere mas que yo.
Estoy esperando a que te despidas
Me equivoco de nuevo, sólo me besas y me dices:

Estás mojado, ¿dónde has estado?